(dpa) – La suspensión tiene una tarea clara, que el coche flote sobre ella tanto como sea posible. Y que se mueva poco, algo que los fabricantes resuelven con diferentes enfoques técnicos en los que intervienen términos como muelles, amortiguadores adaptativos o neumáticos.
La suspensión tiene un papel determinante en las sensaciones y la forma de conducción de un automóvil, y los amortiguadores, entre otras cosas, son responsables de ello.
En la mayoría de los coches, los amortiguadores de muelle y los amortiguadores convencionales están ubicados en los pasos de rueda para compensar las fluctuaciones dinámicas de las ruedas.
En las suspensiones de muelles, éstos son de forma helicoidal. Su longitud determina la altura del vehículo y su dureza el confort y el manejo.
Amortiguadores adaptativos para diferentes tipos de conducción
Los amortiguadores adaptativos permiten afrontar una amplia gama de situaciones de conducción: «Se pueden preseleccionar varios ajustes básicos de la suspensión, como un ajuste de confort y uno deportivo», dice Karsten Schebsdat, jefe de Dinámica de Conducción y Sistemas de Dirección y Regulación de Volkswagen.
Volkswagen instala amortiguadores de muelle en sus coches, y sólo los modelos del todoterreno Touareg utilizan amortiguadores neumáticos combinados con amortiguadores regulables.
Los amortiguadores neumáticos permiten ajustar la altura y la rigidez. Cuanto menor sea ésta, mayor será el confort de conducción. Sin embargo, requieren una unidad de control y un compresor de aire.
«La suspensión neumática es más compleja, requiere más esfuerzo, ocupa más espacio y es más cara. Por eso no la incorporamos en nuestros coches compactos y pequeños, sino en la gama alta», dice Schebsdat.
Las diferencias entre amortiguadores de muelle y neumáticos
Rüdiger Rutz, responsable de pruebas de varios modelos SUV en Mercedes-Benz, ve diferencias fundamentales entre los distintos tipos: «El más grande se encuentra entre el clásico amortiguador de muelle de acero y la suspensión neumática».
Ambos soportan la carrocería, pero la suspensión neumática reacciona de forma variable a la carga, mantiene el nivel del vehículo constante y mejora la maniobrabilidad. Con los muelles de acero, el manejo cambia con mayor carga útil porque el vehículo se comprime más.
«Esto no significa que los muelles sean malos. Una suspensión de muelles bien diseñada ofrece suficiente confort, deportividad y seguridad, dependiendo del tipo de vehículo y su configuración», explica Rutz.
Sólo con una carga elevada la suspensión puede llegar a sus límites y por lo tanto ser menos variable. La ventaja del amortiguador de muelle convencional radica en su precio, ya que es más barato.
Un punto medio entre amortiguadores
En el amortiguador de muelles, éstos se pueden combinar con una amortiguación ajustable para permitir mayor amplitud entre el confort y la deportividad que con un amortiguador convencional.
Según el programa de conducción seleccionado, las características del amortiguador cambian con sólo pulsar un botón.
Los amortiguadores ajustables o adaptativos pueden ser regulados o adaptarse a las condiciones. Tienen ventajas en términos de confort en situaciones de conducción normal y son más baratos.
Activo o semiactivo
Christoph Elbers, director de Técnica de Suspensión de Automóviles de ZF, proveedor del sector, distingue entre dos tipos de amortiguadores adaptativos, el activo y el semiactivo.
El semiactivo cambia más rápido las características del amortiguador y la fuerza de amortiguación según la situación de conducción y la estrategia de control. Y lo hace automáticamente.
En el activo, el amortiguador adaptativo ayuda a los amortiguadores neumáticos. Como en las curvas, donde los interiores absorben la presión mientras que los exteriores acumulan más presión.
Diferencias destacables
«Los conductores pueden sentir la diferencia entre los diferentes amortiguadores, pero normalmente esto ocurre de manera inconsciente», dice Elbers. Según él, sólo se nota la diferencia si al mismo vehículo se le cambia el sistema de suspensión.
Por Fabian Hoberg (dpa)