(dpa) – De verano, de invierno, nuevo o de segunda mano: con tanta oferta en distribuidores y las tiendas online, ¿cómo distinguir un buen neumático de uno malo?
El problema fundamental a la hora de comprar neumáticos es que, para los profanos, todos parecen iguales. «Incluso si se lamiera un neumático, no se podría distinguir uno de otro, todos sabrían igual», asevera Constantin Hack, del Auto Club Europa (ACE), el segundo automóvil club más importante de Alemania.
Este experto, responsable en el pasado de las pruebas de neumáticos de la asociación, aconseja, en primer lugar, leer reseñas detalladas, como las que ofrecen los clubes y las revistas especializadas.
¿Qué significan las etiquetas de los neumáticos? «La homologación de neumáticos según la norma ECE R 117 se basa en tres pilares y define el ruido exterior que producen, el agarre en superficies mojadas y la resistencia a la rodadura», afirma Peter Wagener, de la organización certificadora alemana Tüv Nord, y añade que, para estos tres criterios, existe un sistema de clasificación similar al de los aparatos eléctricos y sus clases de eficiencia energética.
De acuerdo con este catálogo, un neumático de la clase A sería especialmente bueno, uno de la C solo mediocre y un F sería una elección bastante mala: «Entre los neumáticos de las clases A y F puede haber, en carreteras mojadas, una diferencia en la distancia de frenado de hasta un 30 por ciento», argumenta el experto.
Hack no tiene dudas en cuanto a las prestaciones de frenado en mojado, pero cuestiona el planteamiento básico del etiquetado. «La única información importante para el conductor es, efectivamente, la distancia de frenado en carreteras mojadas», explica, y añade que el usuario no obtiene ninguna información sobre las prestaciones de frenado en carreteras secas, pero sí sobre la emisión de ruidos y la resistencia a la rodadura.
«Sin embargo, estas dos categorías son poco significativas para los conductores», señala el experto del ACE, y precisa que, en cuanto a la resistencia a la rodadura, por ejemplo, solo hay un dos por ciento de diferencia entre dos clases, lo que equivale a un consumo adicional de ni siquiera 100 mililitros de combustible por cada cien kilómetros entre las clases B y C.
En este contexto, Hack se refiere a la actualización que entrará en vigor el 1 de mayo en la Unión Europea: entre otras cosas, a partir de esa fecha se podrán descargar los datos individuales de los neumáticos mediante un código QR.
Sin embargo, considera que con la normativa se ha perdido la oportunidad de adaptar la información en beneficio de los consumidores. «Una decisión de compra basada en la etiqueta no es posible», afirma.
Desde hace unos diez años, el uso de sílice en lugar de negro de humo ha ido ganando terreno en el desarrollo de neumáticos. «La sílice es ácido silícico y garantiza una unión flexible entre las moléculas de caucho, que gracias a ella se calientan más lentamente y duran más», explica Wagener.
Es fácil saber si los neumáticos contienen sílice, ya que los fabricantes que la utilizan no dejan de mencionarlo en su publicidad. Pero la sílice por sí sola no define un buen neumático.
Para muchos, los neumáticos para todas las estaciones también parecen ser una buena alternativa a los neumáticos de verano o invierno. Pero, ¿son realmente una buena opción?
Wagener califica este tipo de neumáticos como un «intento de cuadrar el círculo». Al fin y al cabo, «por un lado, un neumático debe tener la menor resistencia a la rodadura posible y, por lo tanto, reducir el consumo de combustible, pero, por otro lado, debe permitir una distancia de frenado corta en invierno». Según el experto, este acto de equilibrio no puede lograrse satisfactoriamente.
Wagener aconseja este tipo de neumáticos «a lo sumo» a aquellas personas que conducen poco y nunca en calzadas resbaladizas.
Hack, en cambio, considera que los neumáticos para todas las estaciones son aptos «sin restricciones» para los conductores poco frecuentes. Al mismo tiempo, advierte: «Los conductores frecuentes y los de vehículos de alto rendimiento deberían optar por la compra de neumáticos de verano e invierno».
Por Andreas Kötter (dpa)