(dpa) – Ir al cine, al teatro o visitar un museo con amigos ya no es tan fácil en tiempos de pandemia. Por eso, a muchas personas les queda como único consuelo comer.
«Comer es la forma más simple de recompensa en una sociedad de superabundancia», afirma Johann Christoph Klotter, profesor de Psicología de la Alimentación en la Universidad de Fulda, en Alemania.
La comida se convierte así en un regulador de emociones, de acuerdo con el experto en alimentación. «La comida compensa el aislamiento social. Como ni siquiera puedo ir a un café a tomar algo, me voy hasta la nevera y saco algo de allí», explica.
Dado que, además, las medidas de aislamiento impuestas en algunos países no permiten hacer ciertos deportes, se corre un riesgo aún mayor de aumentar de peso.
En la historia de la Humanidad, la comida está asociada además a la pertenencia a la sociedad. «Como en familia, con mi círculo de amigos, aprovecho para hablar lo que pasó en el día. La comida une a las personas», dice el profesor. Esto se ve en cierta medida imposibilitado por las medidas para combatir el coronavirus.
Cocinar y comer a conciencia
Sin embargo, el experto remarca que hay posibilidades. «Podemos simular pertenencia cocinando juntos de forma digital, por ejemplo», afirma. Eso puede funcionar al menos como reemplazo. «También lo hago con amigos: cada uno desde su cocina, viendo qué hace el otro», cuenta.
Klotter cree que los efectos no son solo negativos. «El coronavirus mejoró ampliamente las competencias culinarias», dice. «La gente se preocupa más por su propia comida», explica.
Esto pasó en una época en la que cocinar y comer eran actividades a las que se estaba prestando cada vez menos atención. «Y de repente, volvió a surgir el amor por la cocina», apunta.
Cocinar y comer a conciencia, prestándole más atención, ayuda por otra parte a bajar de peso. «La idea es reemplazar la cantidad por la calidad», recomienda Klotter.
«Miro lo que me gusta especialmente y lo como. No solo como chocolates delante del ordenador, sino que me hago mis propios bombones, que saben deliciosos», ejemplifica.
La comida es algo festivo
El experto recomienda la calma y la conciencia en vez de estar picoteando todo el día. En su opinión, hay algunas reglas que conviene pronunciar en voz alta, como por ejemplo: «No como delante del televisor» o «Cuando ceno con mi familia, el teléfono móvil está lejos de la mesa».
«El comer debe ser ritualizado, debe tener algo de festivo», asegura el catedrático. Esto ayuda a combatir el sobrepeso, entre otras cosas. «Quien tiene una cultura culinaria, pesa menos», señala.
«Hacer de la comida una fiesta» puede sonar cínico en medio del caos provocado por el teletrabajo y las clases online de los niños desde la casa. Pero Klotter cree que no tiene por qué ser así. «Pensarlo así ayuda a combatir el caos», afirma.
En su opinión, está demostrado que las pausas mejoran la capacidad de trabajo. «La idea es que los rituales, como por ejemplo, hacerse una pausa para comer, reducen el caos», asegura.
Por Christina Bachmann (dpa)