LOS ANGELES (dpa) – Seis meses de tiempo para caminar 4.280 kilómetros con 20 kilogramos de equipaje y un gran objetivo: llegar a la meta. Cada año, unas 3.500 personas se preparan para recorrer el Pacific Crest Trail (PCT) en la costa oeste de Estados Unidos. Un camino de largo recorrido que va de la frontera mexicana a la canadiense atravesando un paisaje salvaje.
No todos llegan a la meta ni mucho menos. Quien quiere caminar por el PCT no solo necesita una excedencia en el trabajo o en los estudios, sino que sobre todo debe estar dispuesto a torturarse, ya que el PCT es una tremenda paliza.
El alemán Eugen, un médico de 52 años, comenzó hace cuatro semanas su caminata en la localidad fronteriza de Campo, en el sur de Estados Unidos. Hace muchos años ya se había propuesto emprender en algún momento esta aventura. «La idea parecía ser tan loca y al mismo tiempo tan bonita que a mí me entusiasmó totalmente», recuerda.
Los senderistas caminan diariamente unos 35 kilómetros con algunos días de descanso. Muchas veces no ven durante varios días ninguna población, ninguna calle, ninguna ducha, ninguna tienda. Esto implica la necesidad de cargar y repartir bien comida y agua para varios días.
En el sur de California hay pocas fuentes de agua y quien no cuente con suficiente para beber pone en riesgo su vida. En grandes tramos no hay cobertura en el celular pero sí peligros como incendios forestales, serpientes de cascabel y, más hacia el norte, a veces osos.
La temporada comienza en abril, cuando aún no hace demasiado calor en el sur de California y, sobre todo, en el desierto de Mojave, y cuando más tarde ya no hace demasiado frío en la High Sierra, a una altura de 4.000 metros. Quien no logre caminar como promedio 35 kilómetros por día no llega a tiempo a la meta, porque los senderistas deben llegar a Canadá a finales de septiembre, antes de que haya demasiada nieve allí.
Por la tarde, los caminantes montan su tienda de campaña, toman una sopa caliente y se meten agotados en sus sacos de dormir. Las noches son frías e incómodas. En las tiendas se acumula agua de condensación, la ropa se humedece y el cuerpo está adolorido. Y al amanecer hay que continuar la marcha, día tras día.
Diez días después, cuando Eugen hace una pausa en la ciudad de Tehachapi, en el desierto, se encuentra con dos estudiantes alemanes, Marieke y Jan, que están sentados en una panadería tomando café y comiendo caracolas de canela. Es muy importante ingerir calorías. Los senderistas generalmente no pueden comer lo suficiente para compensar su consumo.
Marieke, de 22 años, y su amigo Jan, de 23, se prepararon para esta larguísima caminata en Noruega. «Siempre hay que ser constante y tener ganas de caminar cada día al menos ocho horas», dice Marieke.
Los tres inician juntos el siguiente tramo, hacia la High Sierra. Unas semanas más tarde, Jan decide abandonar. La pareja no avanza lo suficientemente para llegar a tiempo a Canadá. Han perdido tiempo valioso a causa de una lesión de Marieke y esperando en vano el envío de un paquete con equipos adicionales.
Jan simplemente ya no tiene ganas. «Tengo la sensación de haber visto ya lo más bonito y lo más interesante, la High Sierra. Estoy harto de la falta de confort, de la falta de duchas y de comer todos los días lo mismo», explica el joven alemán. Marieke decide seguir sola, hasta donde pueda llegar.
¿Y Eugen? El médico ha hecho una pausa en el pueblo de Mammoth Lakes después de atravesar la High Sierra, «una experiencia inolvidable». Ya lleva diez semanas caminando, ha perdido varios kilos y le duelen los pies y las articulaciones. Ya no tiene como meta llegar a Canadá. Su objetivo ahora es alcanzar las 1.000 millas.
Eugen ya no se siente motivado para caminar otros tres meses con la tienda de campaña, dormir mal y alimentarse con barritas de cereales y sopa. Y sobre todo porque ya ha cubierto el tramo más bonito y también el más duro. Para él no se trata de una derrota, porque «caminar ‘solo’ 1.600 kilómetros por tierra de nadie ya es un logro fantástico».
Internet: Pacific Crest Trail Association
Por Ute Wessels (dpa)