(dpa) – El clásico autocine regresa con fuerza en tiempos de pandemia. Modalidad conocida en muchas partes de Norteamérica, en otros lugares del mundo se ha erigido como novedosa solución para que los cinéfilos puedan seguir disfrutando del séptimo arte sin descuidar la distancia preventiva.
Desde un aeropuerto lituano, pasando por el terreno de un restaurante junto al río en Buenos Aires, hasta aparcamientos en Japón: los distribuidores de cine de todo el mundo han recurrido a la proyección de películas para espectadores reclinados en los asientos de sus coches para respetar las restricciones impuestas por la pandemia y mantener viva la industria.
Iglesias, salas de conciertos e incluso clubs de striptease optaron por reubicarse en nuevos espacios donde sus respectivos públicos puedan seguir los eventos desde sus autos.
En Estados Unidos, donde para muchos eran una reliquia del siglo pasado, los autocines experimentaron un auge en medio de las medidas de distanciamiento social.
Algunos automovilistas acuden a ellos motivados por el raro hecho de poder fumar mientras disfrutan de la película o incluso de llevar consigo a su perro.
Para aquéllos neófitos en el disfrute del cine sobre ruedas, a continuación unos consejos a tener en cuenta.
Quienes gusten de comer palomitas de maíz o snacks durante la proyección pueden estar tentados de dejar las luces interiores del coche encendidas para ver lo que están comiendo. Algo que los expertos desaconsejan: El Automóvil Club Alemán (ADAC) advierte que existe el riesgo de que el coche se quede sin batería.
Lo mismo sucede con el aire acondicionado. Si se deja prendido durante toda la película puede darse el caso de que cuando lleguen los créditos del filme el coche no arranque, añade el mayor club automovilístico europeo.
De hecho, el coche ya utiliza la batería para mantener la radio encendida, pues en los autocines actuales los espectadores sintonizan en los dispositivos radiofónicos de sus coches el audio de las películas.
De ahí que normalmente los organizadores de estos espectáculos aconsejen que una vez estacionados los vehículos se proceda al apagado de luces y del aire acondicionado.
En caso de que su auto esté ya algo viejo quizá quiera asegurarse y comprobar el estado de la batería antes de ponerse al volante rumbo al autocine, y evitar así tener que avisar al mecánico al final de la película.
En algunos casos, como en el estadounidense autocine South en Columbus (Ohio), se pide a conductores y pasajeros que se pongan mascarillas en caso de salir del coche y que en ningún caso se alejen del vehículo.
Si su auto está equipado con luces de día de encendido automático, el reflejo podría molestar a otros espectadores. Para evitarlo, algunos autocines, especialmente en Estados Unidos, ofrecen cobertores para tapar los faros «rebeldes».
Por otro lado, si hace buen tiempo, puede tener la tentación de salir de su asiento y acomodarse en el techo del auto lo que en muchos autocines no está permitido por razones de seguridad.
En cualquier caso, según Alfred Holighaus, presidente de la asociación alemana de la industria cinematográfica SPIO, a la larga, una vez pasada la pandemia, las desventajas de ver películas desde el auto pesarán más que las ventajas.
Añade que la mayoría de cinéfilos concede especial importancia a la calidad del sonido y mientras las salas de cine propiamente dichas están respondiendo con sistemas de audio cada vez más sofisticados, la mayoría de dispositivos radiofónicos de los coches no podrán seguir el ritmo.
A su juicio, los autocines no constituyen el cine del futuro, «pero son una auténtica aventura».