ROSTOCK (dpa) – Pasar las vacaciones en la costa del mar Báltico, en la región alemana de Mecklemburgo, es una experiencia relajante. Mucho tiempo para estar en la playa y en el agua y, cuando el sol desaparece detrás de las nubes, algunas actividades alternativas bajo techo.
Entre Las localidades de Rostock, Kühlungsborn, la isla de Poel, Wismar y Boltenhagen trabajan numerosos artesanos tradicionales que embellecen y a veces salvan con sus productos las vacaciones de los visitantes.
– Velas: Jonas Renken es uno de los que han insuflado nueva vida a un antiguo oficio. Renken es velero y trabaja en un taller en el puerto de Warnemünde. Tiene un barco para situaciones de emergencia con el que se desplaza por el mar Báltico para prestar ayuda a navegantes en apuros.
«Cuando la vela está dañada, el viaje en velero suele llegar a su fin rápidamente», dice Renken. En su barco cuenta con el material necesario para reparar velas en alta mar. «Esto permite a los turistas continuar rápidamente sus vacaciones en el agua sin tener que esperar mucho tiempo para que se lleve a cabo una reparación».
– Barcos: En los lugares donde se usan barcos también se construyen embarcaciones. Ralf Asmus, por ejemplo, tiene un taller en Kirchdorf, en la isla de Poel. «Dedicamos mucho tiempo a reparar barcos pero también construimos barcos nuevos», dice Asmus, quien trabaja con cuatro compañeros y un aprendiz. Apenas si existe un barco que su equipo no pueda reparar. La mejor prueba de ello son algunos de los que hay anclados frente al taller expuesto a las corrientes de aire. En Poel, Boltenhagen y Küklungsborn se puede ver el gran entusiasmo por la navegación: en verano, los puertos están hasta los topes.
– Sillas de playa: Christian Witt se asegura de que los turistas en Graal-Müritz puedan disfrutar plenamente de una estancia en la playa. Witt pertenece a la séptima generación de fabricantes de sillones de mimbre en su familia.
Los sillones de mimbre con toldo para protegerse del sol y el viento, típicos de las playas alemanas, fueron inventados por un tal Wilhelm Bartelmann, de Warnemünde. «Según la leyenda, una mujer se dirigió a él a finales del siglo XIX o principios del XX para pedirle que fabricara un sillón que le permitiese estar sentada en la playa sin que le molestara el sol o el viento», cuenta el artesano. Todos sus sillones de mimbre son producto del trabajo manual. «Cada ejemplar tarda unos tres días en hacerse», dice Witt, quien fabrica cada año unos 100 sillones de mimbre.
– Barcos en botellas: Cuando el tiempo no invita a tomarse un baño de sol en la playa, a nadar o a navegar, una buena alternativa es visitar la casa de Jürgen Kubatz en Boltenhagen. El artesano muestra a los visitantes cientos de barquitos en botellas construidos minuciosamente. Su taller está lleno de herramientas especiales ya que construir un barquito en una botella es un trabajo de filigrana.
«Se necesita mucha paciencia», dice Kubatz, que trabaja como pintor de casas. Los modelos pequeños y los más grandes primero se construyen fuera de la botella y a los mástiles plegables se atan hilos para levantarlos cuando el barco ya ha sido introducido en la botella a través del estrecho cuello. Además, muchas botellas están adornadas con paisajes cuidadosamente pintados.
Es posible que Kubatz haya construido miles de barcos a lo largo de los años. «No los he contado», dice el artesano. Para él, lo más importante es impedir que se extinga el trabajo de filigrana por el que siente tanto entusiasmo. Por eso, durante la temporada vacacional organiza varios cursos para que los niños puedan ensayar la construcción de barquitos en botellas.
Informaciones: Asociación de Mecklemburgo, Konrad-Zuse-Straße 2, 18057 Rostock (Tel. 0381/80 89 26 70, email: info@ostseeferien.de, www.ostseeferien.de).
Por Verena Wolff (dpa)