(dpa) – La joya puede verse desde el aire. Se diría que el nuevo aeropuerto de la capital alemana, BER, lleva puesto un collar de perlas. Una cadena de enormes lámparas blancas da varias vueltas sobre la pasarela de acceso a la aeronave de la puerta A17, diseñada para ser utilizada por los corpulentos aviones A380.
El creador de «Gadget» es el artista alemán Olaf Nicolai. Concluida para la inauguración del aeropuerto prevista en 2012, esta obra -y otras muchas- tuvo que esperar a ser apreciada – debido a largos años de retraso en la construcción del BER- hasta la apertura de las instalaciones el pasado 31 de octubre.
«También habría utilizado cualquier otra pasarela», indicó Nicolai a dpa, acerca del «finger» ubicado en el extremo sur del muelle principal de 715 metros de longitud. No obstante, por sus dimensiones, le ofreció un gran espacio para desarrollar su obra de arte.
La obra de Nicolai está directamente conectada con el control de tráfico aéreo del BER. «La luz emitida se rige por los protocolos de vuelo», explica el artista.
Así, la intensidad y los patrones de movimiento de las luces indican el estado de la pasarela: activa, inactiva o en espera de recibir a los pasajeros de una gran aeronave.
Mientras que el trabajo de Nicolas por fin está operativo, la tardía inauguración del aeropuerto llega demasiado tarde para la obra terminada hace ocho años por Bjørn Melhus.
El artista había creado un «lugar virtual» para el nuevo aeropuerto. En él, una familia compuesta por padre, madre e hijo parecía haber surgido de uno de los vídeos de seguridad de los aviones y se encontraba en la inexistente «puerta X».
Sin embargo, la técnica utilizada en la obra no ha sobrevivido al rápido desarrollo tecnológico y la «puerta X» ni siquiera existe ya virtualmente.
La que sí está presente es la creación de la estadounidense Pae White: una gigantesca «alfombra voladora» roja sobrevuela las cabezas de los pasajeros en la terminal 1. La ondulada construcción a base de tiras metálicas parece flotar sobre los mostradores de facturación de los vuelos, ocupando gran parte de la sala.
La «alfombra voladora» estimula la imaginación. White liga la aparente capacidad de volar de su obra con el deseo de viajar a tierras más o menos lejanas.
Mientras, los viajeros que pasan por el área del control de seguridad caminan a través de la «Open Sky Box» (caja a cielo abierto) del japonés Takehito Koganezawa, una caja luminosa que emite luz blanca y azul y representa los distintos destinos bajo diferentes cielos que esperan a los pasajeros.
En la sala de llegadas, los recién aterrizados pisan sobre un suelo con imágenes de un peculiar cielo estrellado. Para llevar a cabo esta obra el dúo de artistas Cisca Bogman y Oliver Störmer incrustaron miles de monedas internacionales (a modo de estrellas) en el suelo.
Cuando los autores concibieron la obra hace diez años, la idea era que los pasajeros encontrasen un pedacito de sus países de origen -una moneda- en el aeropuerto de Berlín.
Actualmente, debido a los continuos retrasos en la construcción del nuevo aeropuerto cuya financiación fue tres veces revisada elevando su costo a casi seis mil millones de euros (unos siete mil millones de dólares), hay quienes interpretan la obra como metáfora del despilfarro económico.
El aeropuerto cuenta también con una exposición sobre la historia -y contratiempos- de su construcción.
Incluso las paredes acristaladas de las escaleras que conectan la estación subterránea del metro berlinés con el nuevo aeropuerto rebosan arte.
En este caso la obra corresponde al artista estadounidense Matt Mullican y está ejecutada con «sand blasting» (técnica de grabado con arena propulsada a presión).
Así, en «pabellón sujeto» y en «pabellón objeto» aparecen imágenes que hacen alusión al vuelo, el cielo y el cosmos además de a la región de Berlín-Brandeburgo.
Por último, coincidiendo con la apertura del BER, también en la capital alemana pero más allá del recinto aeroportuario, el museo Kupferstichkabinett ofrece la exposición «Despegamos».
En ella se muestran creaciones recopiladas por la curadora Anna Marie Pfäfflin sobre todos los aspectos del vuelo (abierta al público hasta el 21 de febrero de 2021).
La temática abarca desde pájaros e insectos hasta dioses y santos, brujas y demonios, pesadillas y sueños. La impresionante exposición cuenta con unas 80 obras de artistas como Picasso, Leistikow, Matisse, Rauschenberg, Klinger, Léger, Klee, Dix, Delacroix, Ensor, Goya y Kollwitz.
La obra del belga Panamarenko también ocupa un lugar en la muestra. Su especialidad: máquinas voladoras que no vuelan. A diferencia de las del nuevo aeropuerto berlinés.
Por Gerd Roth (dpa)