(dpa) – La tecnología digital hace muchas cosas posibles. Stephan Schmöle trabaja desde hace poco para la empresa de ferrocarriles de Alemania, Deutsche Bahn, y su tarea es acoplar vagones de carga. Uno creería que para cumplirla tendría que andar por las vías forcejeando, pero su día a día es muy distinto: por ahora va al nuevo centro de entrenamiento de la compañía, se coloca los lentes de realidad virtual y toma dos controles remotos con los que maneja toda la operación.
La aplicación de estos lentes es un gran tema, no sólo en las áreas de entretenimiento. Son cada vez más utilizados en programas educativos o cursos de perfeccionamiento porque se trata de una simulación con imágenes en 3D que muchas veces incluyen audio.
«Esta tecnología tiene un gran potencial a futuro y seguramente en los próximos años se convertirá en un tema muy relevante», opina el especialista en TI Ludger Schmidt, que da clases de tecnología de sistemas hombre-máquina en una universidad alemana. Actualmente, según apunta el experto, «las aplicaciones de este tipo de lentes en el mundo laboral están dando sus primeros pasos». Los lentes tienen un precio razonable, opina. En Europa pueden conseguirse por menos de 1000 euros y son de máxima calidad. Sin embargo, los escenarios de realidad virtual generados por computadora aún son bastante costosos.
Schmidt asegura que tienen una gama de utilidades muy amplia. Puede servir de entranemiento para personas que aprenden un oficio manual o quienes quieren entrenarse en un sistema de producción. La principal ventaja de esta tecnología es que tiene el poder de trasladar virtualmente a cualquiera.
Christian Dorn, director de proyectos de Aprendizaje Digital en la ferroviaria alemana DB, en Fráncfort, dice que el uso de la realidad virtual es un nexo entre la teoría y la práctica. «Con su aplicación apuntamos a generar mayor seguridad a la hora de actuar», apunta. En los centros de entrenamiento se ejercitan tareas muy distintas, como puede ser la reparación de los colectores de corriente eléctrica de los trenes rápidos.
Además, se utiliza para la formación en diversas áreas, tanto para el personal especializado en electrotécnica como para los reparadores de vagones y de motores.
Stephan, que acaba de probar esta tecnología, cuenta que incluso podía oír la presión del aire entre las partes del vagón. «Fue mucho más real de lo que pensaba», relata. «Todo parece estar mucho más cerca». Además, dice que no sintió ningún tipo de malestar. «Fue muy divertido», asegura.
Dorn, que dirige este tipo de proyectos, explica que la empresa está haciendo sus primeras experiencias con estas tecnologías y que ya tiene programado operar de esta manera en 14 sedes de Alemania a partir de febrero. El plan es entrenar a varios cientos de empleados a través de esta tecnología, que será parte de un programa mucho mayor: en los próximos años DB se propone incorporar unos 100.000 empleados, que tendrán que ser capacitados.
Y no es la única área en que se aprovechan estas posibilidades. Siemens está aplicando la misma tecnología para desarrollar componentes, Daimler en el entrenamiento de protección contra incendios y Thyssenkrupp para las instrucciones de mantenimiento. BASF utiliza lentes de realidad virtual desde el año pasado en la capacitación de sus técnicos en química. Y en medicina, arquitectura, deportes y entretenimiento también se han visto numerosas aplicaciones.
Algunas universidades, como la de la localidad alemana de Giessen, ofrecen cursos para estudiantes de enfermedades reumáticas y óseas en los que los participantes pueden recorrer una anatomía sana y distintos cuadros patológicos.
Katharina Rönick, ayudante en el Instituto de Ciencias Laborales de la Universidad Tecnológica de Darmstadt, asegura que el potencial en el área de la medicina también es enorme. Los lentes de realidad virtual permiten ejercitar operaciones, por ejemplo. De todos modos, antes de avanzar es necesario revisar muy a fondo su funcionamiento, ya que existen estudios que indican que el uso prolongado de los lentes puede generar dolor de ojos. Algunos usuarios también aseguran que el confort de la tecnología aún debe ser desarrollado.
Por Jörn Perske y Christian Schultz (dpa)