(dpa) – Los ciclistas somos cada vez más. Y no sólo nos gusta movernos al aire libre en la ciudad, cuando queremos ir de un punto a otro. También disfrutamos de salir a hacer grandes recorridos en bicicleta, sea durante un fin de semana o una vacación. Para orientarnos tenemos dos opciones: las apps, ideales para andar en la ciudad, o los sistemas de navegación, perfectos para trayectos más largos.
Ambos pueden ser de gran ayuda, sobre todo para no estar pensando constantemtene si vamos bien. Al pedalear en terreno desconocido, uno no tiene la orientación de siempre, y la tecnología probablemente pierda menos el rumbo que nosotros.
«Para los caminos de todos los días, dentro de una ciudad, las apps de los móviles son muy buenas», dice René Filippek, de un club de ciclistas alemán. «Lo bueno es que no hay que estar cargando ningún aparato adicional», comenta.
«Además, las aplicaciones se nutren de los datos guardados de cientos de usuarios, y eso es muy útil en ciudades que uno no conoce», explica David Kossmann, otro fan de las rutas en dos ruedas. Muchos móviles cuentan con una pantalla bastante grande, y eso los convierte en una herramienta ideal para ver mapas a medida que uno va avanzando.
La gran desventaja es que esas pantallas y las aplicaciones consumen muchísima batería. Por eso, cuando salimos para hacer trayectos más largos, lo ideal es partir con un buen sistema de navegación. Suelen tener baterías de mayor capacidad y ofrecer mejores opciones para planear una ruta. Además, se venden con un soporte especial. En cambio, para el celular tendríamos que comprar por aparte tanto el soporte como el protector de lluvia.
Los navegadores suelen ser mucho más robustos y resistentes a las caídas. No es tan grave si se nos cae del manubrio. Su pantalla, a diferencia de la pantalla del móvil, suele estar preparada para la intemperie. No es un dato menor. Así como los móviles pueden resultar sumamente molestos porque reflejan la luz si les cae de determinada manera, los navegadores cuentan con pantallas transflectivas, y eso hace que se pueda leer muy bien incluso bajo la luz directa del sol.
Alemania es un país donde el uso de la bicicleta es muy popular, tanto en las ciudades como en zonas de tiempo libre. Una revista alemana especializada en el tema se tomó el trabajo de analizar varios de los sistemas de navegación que hay en el mercado y notó que algunos sistemas no sólo ofrecen la posibilidad de planear rutas de acuerdo al destino y a los puntos que uno quiera recorrer en la ruta, sino también de acuerdo a cuánto uno esté dispuesto a pedalear.
«Cuando voy en bici, quiero hacer un camino totalmente distinto que con el automóvil y recorrer tramos planos, cortos y bonitos», observa David Kossmann. Eso es lo que debe aportarnos un buen sistema: tiene que diferenciar tipos de camino (calles, senderos de bosque, caminos por el campo, asfalto o tierra) y enseñarnos esa diferencia en la pantalla. Si además nos aportan alturas, mejor todavía.
Muchos dispositivos permiten armar recorridos con direcciones, puntos del mapa, coordenadas o «points-of-interest» (POI), que pueden ser restaurantes, hoteles o incluso tiendas con herramientas de reparación ante una emergencia.
De todos modos, si se trata de un recorrido más bien largo, Kossmann recomienda ver la ruta en la computadora, en casa. «Es el mejor modo de saber qué te espera exactamente», comenta, señalando que uno de esa manera también puede chequear el estado de las calles en Google Earth. «Para planear bien, uno también puede instalarse algún software en la computadora», dice Filippek.
Hoy todo está interconectado. El navegador comunica con el móvil. Uno puede descargar datos nuevos de los mapas a través de las aplicaciones y pasarlos al navegador o acoplar el navegador al móvil para recibir allí las llamadas telefónicas y los mensajes de texto. De ese modo, va viendo todo en una única pantalla.
¿Queremos más? Bueno, también podemos interconectar el navegador a la bici para que mida la frecuencia de pedaleo u otros parámetros de esfuerzo y rendimiento, y podemos compartir esa información con las comunidades online. Esos datos pueden resultar interesantes para los ciclistas que se toman las salidas como un deporte y quieren monitorear los efectos del entrenamiento.
Pero también podemos hacer todo distinto. Salir, dejar que el aire nos sople sobre las mejillas, y disfrutar los paisajes desconocidos.
Por Stefan Weissenborn (dpa)