Ha llegado la primavera y es hora de plantearse empezar a cantar para que la ansiada lluvia llegue a la Península.
Cuando muchos tiran del clásico refranero recitando el famoso “cuando marzo mayea, mayo marcea”, otros son más realistas con el estado real de agua acumulada.
Tanto es así que la Confederación Hidrográfica del Segura ya ha tenido que tomar medidas como las restricciones de agua, otros miran al cielo esperando que el tiempo de una tregua y lleguen las precipitaciones a España.
Aunque lo cierto es que, cuando llegan, todo el mundo comienza a pensar que qué bien se está con el buen tiempo. ¿Qué hacer entonces?
Planes para un día con lluvia
Un día con lluvia no tiene por qué ser una catástrofe. Más allá del tráfico, que empeora en las ciudades y del engorro de los charcos en las aceras, la lluvia dota al día de un halo de misterio y de nostalgia único.
Para pasar un día de lluvia nada como plantarle cara con un paraguas personalizado que hable de la personalidad propia. Colores, frases, formas e incluso los corporativos llenan las aceras en un manto de colores que tiene un punto de originalidad único.
Quienes apuestan por este tipo de regalo a sus clientes saben que, tarde o temprano, su logo y nombre estará en las principales calles de las ciudades, porque nadie se resiste al uso del paraguas los días que el agua cae.
Para esos días, resguardarse, además, en una cafetería y echar una mirada al infinito, ir a un mirador de la ciudad desde el que ver su skyline difuminado tras las gotas o dejarse llevar y salir a disfrutar con botas, paraguas e impermeable a los charcos de un parque. Todo vale para disfrutar como nunca de un día mojado.
Y, si se quiere un recuerdo, no hay mejores fotografías que las que salen de un día pasado por agua.
Si Mary Poppins lo hacía…¿por qué no seguir la tendencia?
Si hay un paraguas que ha pasado a la retina de toda una generación, ese es el de la niñera más famosa del cine. Con el mango en forma de pájaro y vida propia. Pero opciones para el resto hay muchas.
De bolsillo, transparentes, gigantes, tipo golf o con la originalidad en el mango, desde luego las opciones son muchas si se quiere destacar sobre el resto.
Para los usuarios, por la versatilidad de poder encontrar el que más conjugue con su forma de ser, pero para las compañías, porque pocos espacios tan grandes para poder dejar su huella y de verdad ser útiles como regalo.
Sacarlo a pasear puede ser toda una aventura si se quiere. Así que nada de hacer pereza los días de lluvia sino todo lo contrario, hay que llenar la acera de colores, de sonrisas y ponerle ese broche rebelde que se merece.
Porque el agua, aunque no lo parezca, es uno de esos bienes que se necesita caída del cielo para los campos, para la limpieza del ambiente, de las ciudades y para todos los nostálgicos que quieren disfrutar de un plan al otro lado del cristal.