
(dpa) – Aventurarse a subir a un avión resfriado no siempre es aconsejable. En el peor de los casos la consecuencia puede ser una otitis, señala el otorrinolaringólogo Dirk Heinrich.
El médico explica que detrás del tímpano se puede acumular líquido y, sobre todo en los casos de un constipado severo, conviene acudir al especialista para asesorarse sobre si realmente se puede viajar.
Especialmente la compensación de la presión causa molestias a los que sufren un resfriado. El otorrino aconseja tanto en el despegue como en el aterrizaje abrir la boca como si se estuviera bostezando, pero también tragar y masticar.
De esa forma, los conductos que unen el pabellón auditivo y la garganta permanecen abiertos. Y si no se consigue, entonces hay que recurrir a una técnica empleada en el buceo: pinzar la nariz con los dedos y soplar suavemente hacia ella con la boca cerrada, para así compensar la presión interna con la externa.