Un buen zapato, unas sandalias de horma perfecta, unas deportivas de diseño atractivo que consigan ser cómodas o unas botas de calidad son pares que deben habitar siempre en el armario o en el zapatero de un hombre.
Vestir bien es todo un arte, y acompañar esto de un buen calzado es fundamental para el hombre. A menudo se cree que solo las mujeres se preocupan por el calzado, pues se asocia este utensilio a la feminidad o la elegancia, la muestra más clara de ellos son los stilettos, el calzado fetiche por excelencia.
Sin embargo, un buen calzado es clave tanto para hombres como para mujeres. El motivo que da sentido a todo esto es la salud corporal. Usar un buen calzado, adaptado al firme por el que se camina y a la estación del año es imprescindible para mantener la salud, teniendo en cuenta que los pies son las estructuras corporales que aguantan todo el peso del cuerpo cuando estamos de pie.
Desde un punto de vista estético, el calzado, como también ocurre con las joyas o los relojes, debe mostrar nuestra propia personalidad, llevar ese sello personal y hacerse identificar a través de los zapatos. Esta práctica es, quizás, más fácil con la ropa, pues las combinaciones de color, las superposiciones y las mezclas hacen más fácil adaptar las prendas a nuestros gustos.
Con el calzado este propósito es más complejo, pero también se puede conseguir. Existen algunos modelos de zapatos para hombres que han marcado tendencia y que, en muchos armarios, son un “básico” de la moda.
Los zapatos castellanos, unos mocasines muy españoles
Los zapatos castellanos son seña de identidad de la zapatería española. Como sabemos, son mocasines con un aspecto tradicional, y es esto mismo lo que les permite ser atemporales, siempre se han llevado y son perfectamente adaptables a todo tipo de ocasiones, ideales con looks más de vestir y adecuados tambi´en para estilismos más casuales y desenfadados.
Unos buenos castellanos pueden rondar entre los 100 y los 150 euros y los podemos encontrar en colores neutros y elegantes, como el negro, el marrón y el tradicional burdeos.
Zapatos Oxford, el gran “must”
Si existen unos zapatos que no pueden faltar en el armario de cualquier hombre, esos son unos buenos Oxford. Este modelo representa los cimientos de lo que debe ser un buen armario. A partir de unos zapatos de este tipo, de calidad, ya se puede comenzar a construir todo el outfit. Como ocurre con los castellanos, y también con los mocasines, estos zapatos son correctos de día y de noche y son válidos para usar con traje y con una ropa más informal.
Estos Oxford pueden alternarse con zapatos semi-brogue en tonos chocolate y coñac, que son correctos con casi todos los tonos de traje y en la mayoría de ocasiones. Si lo ideal para los Oxford es que sean negros, los zapatos en tonos marrones aportan más estilo al outfit, un toque más chic si se usa traje y un aspecto más formal si se calzan con unos vaqueros.
Mocasines, partidarios y detractores
Aunque ya hemos hablado de castellanos, los mocasines aparecen en esta lista porque son amados y odiados por igual. En su origen se concibieron como zapatos para estar por casa, pero con el paso del tiempo han pasado a ser zapatos muy elegantes que acompañan espectacularmente a cualquier traje.
En el caso de los mocasines sí es que es imprescindible que sea de buena calidad, pues una baja calidad resta comodidad y confort. Esto hace obligatorio acudir a tiendas especializadas, como es el caso de Sergio Serrano, donde encontramos todo tipo de zapatos de hombre, zapatos de moda hechos en España. En su apartado de mocasines descubrimos pares que se caracterizan por su versatilidad y sofisticación.
Unas botas safari
Las botas safari son un modelo excelente para potenciar el fondo de armario. Armonizan de manera perfecta con todo tipo de atuendos y son una muy buena elección para un look casual cotidiano.
Por su resistencia, son un buen calzado para hombres que acostumbren a caminar mucho durante la jornada. Un aspecto añadido de estos modelos es que al tratarse de botas, fijan bien toda la zona del tobillo, reduciendo así la posibilidad de sufrir lesiones.