REYKJAVIK (dpa) – Si usted ya ha visto todas o casi todas las espectaculares bellezas de Islandia, desde géiseres y cascadas hasta volcanes y glaciares pasando por lagos y fuentes geotérmicas, conviene, antes de regresar a su país de origen, reservar uno o dos días para un recorrido por Reykjavik.
La capital islandesa tiene muchas cosas interesantes que ofrecer, sobre todo museos, una buen opción para cuando afuera hace frío y llueve con mucho viento, como ocurre muchos días del año en esta remota isla del Atlántico Norte, también en verano.
A pesar de que solo tiene poco más de 120.000 habitantes, la ciudad cuenta con nada menos que 44 museos. El más grande y más importante es el Museo Nacional de Islandia, situado cerca de la Universidad de Reykjavik, en el oeste de la ciudad. Mediante unos 100.000 objetos, el museo cuenta la historia de Islandia desde la época de la colonización vikinga en el siglo IX hasta las postrimerías del siglo XX.
La mayoría de los objetos expuestos son hallazgos arqueológicos. El más valioso es la estatuilla de Thor de Eyrarland, una pequeña figura de bronce que representa al dios escandinavo Thor (el dios del trueno), que fue encontrada en el norte de Islandia a principios del siglo XIX.
Cerca del centro de Reykjavik, con su pequeño lago interior Tjörnin, se encuentra otro museo interesante e interactivo, Landnámssýningin, construido sobre la excavación arqueológica de una casa vikinga con una colección de utensilios que ofrece una idea de cómo era la vida de los primeros pobladores de Islandia.
Si usted está interesado en conocer la historia del arte y la literatura de Islandia, una visita obligada es la Casa de la Cultura, patrimonio nacional de Islandia, a la que se puede acceder gratis con la entrada del Museo Nacional. El museo, situado en un hermoso edificio blanco, ofrece entre sus exposiciones permanentes una de manuscritos medievales de poemas, sagas y relatos.
Haciendo una pausa en el recorrido por museos, se recomienda visitar el centro de conciertos y conferencias Harpa, situado junto al antiguo puerto de Reykjavik. El edificio tiene un imponente diseño futurista con forma cúbica cuya fachada sur de cristales hexagonales hace reflejar en el agua la luz del sol cambiando constantemente de color.
Saliendo del Harpa, muchos turistas optan por caminar por el paseo máritimo que bordea la bahía de Reykjavik para hacerse unas fotos en el lugar donde se encuentra una réplica estilizada en acero de un barco vikingo. Otros se dirigen a la céntrica calle de Skólavörðustígur para subir a una de las iglesias más singulares que existen en el mundo, con forma de volcán: la Hallgrímskirkja, el emblema de Reykjavik.
Situada en una elevación, la iglesia, de rito luterano, es visible desde cualquier punto de Reykjavik. Tiene una torre de más de 74 metros a cuyo campanario se puede subir en ascensor para disfrutar de una espléndida vista panorámica de Reykjavik y su costa. En el interior del templo, muy austero, destaca un monumental órgano con tubos de hasta diez metros.
Frente a la iglesia hay una imponente estatua, con una hacha y espada intimidatorias, del guerrero y explorador vikingo Leif Erikson, quien supuestamente descubrió América en el año 1001, cinco siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo.
Para saciar el apetito durante tanto recorrido por la capital de Islandia hay numerosos restaurantes, cafeterías y bares en el centro de Reykjavik, pero el problema son los precios, astronómicos: un café fácilmente cuesta cinco euros (5,80 dólares) y es imposible encontrar una hamburguesa por menos de 19 euros (22 dólares) en un restaurante que ni siquiera está catalogado de lujoso.
Finalmente, si usted está ya un poco cansado de visitar tantos museos tan serios e instructivos y busca una experiencia más lúdica, puede dirigirse a la Faloteca de Islandia o Museo del Pene, fundado por Sigurdur Hjartarson, quien coleccionó más de 300 miembros viriles procedentes de todas partes del mundo.
Pero ojo: las visitantes, y seguramente también algunos visitantes que acuden a este museo con una elevada expectativa erótica se llevarán una decepción: con la excepción de un solo espécimen humano, todos los penes expuestos son de animales.
Información básica: Reykyavik
Destino: Reykjavik, la capital de Islandia, tiene poco más de 122.000 habitantes, casi la tercera parte de la población total de la isla. Está situada en el suroeste de Islanda.
Cómo llegar: Casi todos los vuelos internacionales llegan a Keflavik. El aeropuerto está situado a poco menos de 50 kilómetros al suroeste de la capital, en la península de Reykjanes.
Cuándo viajar: El verano en Islandia es corto. Los mejores meses para viajar son julio y agosto, aunque también en este período las temperaturas raras veces llegan a 20 grados. Debido a su ubicación geográfica, el sol nunca se pone totalmente en verano, por lo que todavía hay luz a las dos de la madrugada.
Alojamiento: Los hoteles y también los restaurantes en Islandia no son baratos. Es difícil conseguir una habitación en un hotel sencillo por menos de 60 euros (70 dólares) por noche.
Moneda: La moneda oficial es la corona islandesa. Un euro equivale a unos 123 coronas, un dólar a unos 107 coronas (5 de agosto de 2018). En todos los restaurantes y bares se pueden pagar con tarjeta de débito o crédito incluso cantidades pequeñas.
Por Theo Peters (dpa)