Melilla, 27 ene (EFE).- Con una imagen vinculada casi en exclusiva a su valla fronteriza y a los intentos de entrada de inmigrantes, Melilla acude a Fitur con el deseo de «vender» una imagen que considera más acorde a la realidad, la de una ciudad de sol y playas, con un patrimonio histórico y cultural como pocas en todo el Mediterráneo.
Con una riqueza modernista que la sitúa como la segunda ciudad de mayor patrimonio de este género arquitectónico, sólo superada por Barcelona, el gobierno de Melilla pretende desterrar la imagen que de la ciudad se tiene en el resto de España o del mundo, asociada a la inmigración o el yihadismo.
Calificada por el presidente melillense, Juan José Imbroda, como «una de las ciudades más bonitas de España», Melilla quiere dejar de ser en Feria Internacional del Turismo (Fitur) una de las grandes desconocidas.
Imbroda, en declaraciones a los periodistas, ha considerado que la imagen que se proyecta al exterior de la ciudad es «desproporcionada», y ha resaltado el «encanto» que tiene, un requisito fundamental para que pueda ser visitada por muchísimas personas.
Entre los atractivos, la antigua fortaleza, llamada Melilla la Vieja, unos de los recintos amurallados más importantes y mejor conservados del Mediterráneo, donde se encuentran los museos que recogen gran parte de la historia de una ciudad que es española desde hace 517 años.
Pero si de algo presume Melilla no es de su patrimonio material, sino de su riqueza «intacta», que encuentra su fundamento en la convivencia pacífica que, en apenas doce kilómetros cuadrados, desarrollan sus cuatro culturas principales -cristiana, musulmana, judía e hindú-.
Y esa riqueza cultural encuentra también su espacio en la gastronomía, donde la base procede de otra de las ventajas de la ciudad, su cercanía al mar.
Pescados y mariscos frescos, que pueden acompañar a los platos típicos de la gastronomía mediterránea o la árabe, con su mezcla de especias y de sabor dulce y salado.
Con esta carta de presentación acude Melilla a Fitur, donde tendrá su expositor propio, ubicado en el Pabellón 7, donde se quiere atraer al visitante para que descubra una ciudad que se presenta como un «Paraíso para los sentidos».