Washington, 7 feb (EFE).- ¿Qué tienen en común Elvis Presley, Audrey Hepburn, Ernest Hemingway, Andy Warhol y Michael Jordan que les hace ser diferentes y les ha llevado a convertirse en iconos?
Muy pocos negarán que Elvis, Warhol y Hepburn son «cool», al igual que Madonna, James Dean, Marlon Brando o Bruce Springsteen.
Por eso aparecen en «American Cool», una exposición que hoy inaugura la Galería Nacional de Retratos del Instituto Smithsonian de Washington y que intenta aclarar el concepto de lo que es ser «cool».
Como se trata de una idea de difícil definición, la muestra exhibe los retratos de los cien personajes más «cool» de la historia de Estados Unidos, figuras que personifican el significado del término y su evolución a lo largo del tiempo.
Para elegirlos, los comisarios de la exposición, Joel Dinerstein y Frank Goodyear, diseñaron una fórmula en la que consideraban cuatro factores.
«Habían de tener una visión artística original, algún tipo de rebelión o transgresión generacional, un reconocimiento visual instantáneo -ser un icono de forma que inmediatamente se les identificara- y un legado cultural perceptible», detalló a Efe Frank Goodyear.
En una muestra con muchos más hombres que mujeres, es abrumadoramente mayoritaria la presencia de imágenes de actores (Jack Nicholson, Paul Newman, Gary Cooper, John Wayne…) y músicos, sobre todo del jazz y del rock (Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Thelonius Monk, Lou Reed, Jimi Hendrix…).
Tres latinos aparecen retratados en «American Cool»: el cineasta Benicio del Toro, el músico Carlos Santana y la cantante Selena.
También figuran algunos pocos escritores (como Jack Kerouac), artistas plásticos (Jackson Pollock) y deportistas (Muhammad Ali), pero sólo un empresario (Steve Jobs) y ningún político, aunque sí dos activistas: Malcom X y Angela Davis.
El resultado de esta selección es un repaso, con instantáneas de Robert Capa, Annie Leibovitz, Henri Cartier-Bresson o Richard Avedon, a lo que los comisarios denominan «rebeldes exitosos»: personas que iban contra las convenciones, pero que acabaron haciendo que la corriente mayoritaria siguiera sus puntos de vista.
El término «cool» nació en el entorno del jazz, en la década de 1940, y se atribuye su popularización al saxofonista Lester Young, el inventor de la moda de tocar de noche y en locales cerrados con gafas de sol, con lo que transmitía que estaba en un ambiente relajado.
Sin embargo, ya había gente «cool» antes de que naciera el concepto, por lo que la primera de las cuatro secciones cronológicas de «American Cool» está dedicada a los predecesores.
Los primeros antecedentes se remontan al siglo XIX, cuando ya hubo dos escritores, Walt Whitman y Frederick Douglas, que fueron «cool» por ser, respectivamente, el primer bohemio estadounidense y el creador de la imagen de los afroamericanos.
Otros «cool» precursores fueron Fred Astaire, Greta Garbo, Buster Keaton y Bessie Smith.
A continuación llegaron los primeros autodenominados «cool», Young, Gillespie o Duke Ellington, contemporáneos de otros como Humphrey Bogart o Lauren Bacall, que lo eran sin decirlo, porque el término durante los 40 y los 50 se circunscribía al jazz.
Durante los 60 y los 70, el concepto se asoció a la contracultura y, a juicio de Joel Dinerstein, nadie representa el significado de «cool» en esta época como Bob Dylan, ya que después de él docenas de músicos fueron los «nuevos Dylan».
En los últimos años, los aspirantes a «cool» han tenido que superar la amenaza de la publicidad, que utiliza el concepto para estimular el consumo, así que los «cool» más modernos son personajes como Prince, Kurt Cobain, Quentin Tarantino o Tony Hawk.
Conscientes de que puede haber discrepancias sobre su elección, los comisarios esperan también abrir con esta exposición un debate, según Goodyear, «no sólo quién es ‘cool’, sino sobre por qué este término importa».
«Se puede decir que lo ‘cool’ es la principal exportación de la cultura estadounidense. Es una obsesión global, es lo que Estados Unidos ha dado al mundo: nuestras películas, nuestra música, nuestra cultura popular», aseguró el comisario.
Por si acaso, al final de la muestra hay una lista con la actriz Angelina Jolie, la cantante Nina Simone, el escritor Norman Mailer o el pintor Dennis Hopper y las otras 96 personas que estuvieran más cerca de estar entre el centenar más «cool» y al final se quedaron fuera. Ya se sabe, nunca se es «cool» a gusto de todos.
Adrià Calatayud.