Málaga, 29 jul (EFE).- La patronal hotelera de la Costa del Sol ha detectado un «alargamiento» de la temporada alta en el destino, con «crecimientos sensibles» tanto al principio como al final de esta época (que encuadran de mayo a octubre) a expensas de julio y agosto.
El presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de la Costa del Sol (Aehcos), José Carlos Escribano, ha afirmado hoy en un encuentro con periodistas que, además de los buenos datos registrados en junio, septiembre se está consolidando como un «mes interesante en pernoctaciones» y que mayo y octubre «también apuntan maneras».
Esta prolongación de la temporada se produce «a costa de los meses centrales» y aunque es positiva porque contribuye a la estabilidad laboral, «a nadie se le escapa que en los meses extremos los precios son menores» que en julio y agosto, ha apuntado.
Ello puede afectar a la rentabilidad de las empresas, que se mantiene como la «principal batalla» de los hoteleros porque «el crecimiento de los precios no va parejo a los costes».
El crecimiento leve en pernoctaciones que experimenta este año la Costa del Sol es «constante», con aumentos del 1,5 por ciento en mayo y un uno por ciento en junio, éste último en la línea prevista para el verano.
Para agosto las reservas sitúan la ocupación en el 79 por ciento, por lo que quedan camas sin vender, aunque los empresarios confían en que aún hay margen para que reaccione el mercado nacional y se pueda igualar las cifras del 2013 con las ofertas de última hora, que ha aconsejado tomar «con sosiego».
La caída de la tarifa media mensual por habitación ocupada, que se registraba desde 2009, se ha roto este verano, en el que se detecta una mejoría, pero en invierno «es complicado no recurrir al precio para mejorar las ocupaciones», ha admitido.
El «gran reto» de los hoteleros es lograr un aumento del ingreso medio por cliente, pero en aras de este objetivo no se puede reducir el número de viajeros, ha precisado Escribano, quien ha recordado que la Costa del Sol es «un destino de masas», ya que cuenta con una amplia oferta.
Para la temporada baja, ha pedido a las administraciones central, autonómica y local «complicidad» para implantar medidas que disminuyan los costes fijos a los establecimientos que permanecen abiertos todo el año, mediante reducciones del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el IVA o las cuotas sociales de los trabajadores.
Ha confiado en que este invierno pueda aumentar la planta hotelera abierta gracias a un aumento de pernoctaciones y al nuevo convenio laboral del sector, que ha definido como «bastante realista».
Por otro lado, ha comentado que hay «cierta sensación» de que se le ha dado la espalda en el destino a la turoperación, que «siendo importante en verano -tiene un peso del 50 por ciento- es vital en invierno», con una cuota del 70 por ciento del mercado.
Aunque la planta hotelera malagueña está actualmente en buen estado, Escribano es partidario de empezar a buscar líneas de financiación que permitan en tres o cuatro años acometer reformas en habitaciones, de mobiliario y decoración.
Una encuesta interna cifra la inversión necesaria entre 1,5 millones y 2 millones en un hotel de cuatro estrellas y 200 habitaciones.