Villanueva de Córdoba (Córdoba), 9 jul (EFE).- Es menos conocida que la Romería del Rocío, con la que coincide, pero la tradicional Romería de la Virgen de la Luna de Villanueva de Córdoba ha vivido hoy una de sus celebraciones más importantes, un año después de haber sido declarada fiesta de Interés Turístico de Andalucía.
No se puede decir que el fervor haya aumentado tras la obtención del título, puesto que los «jarotes», como se conoce a los habitantes de este municipio del Valle de Los Pedroches, destacan por su devoción hacia la virgen, una imagen que comparten con otro municipio de la zona, Pozoblanco, cuya romería compartida ya contaba con el beneplácito turístico de la Junta de Andalucía.
La tradición dicta que la Virgen de Luna debe ser conducida por los hermanos el Lunes de Pentecostés hacia Villanueva de Córdoba, un día después de que la Cofradía de Pozoblanco la traslade hasta su santuario.
Este hermanamiento de poblaciones, no exento de rivalidades ancestrales, se cumple cada año con puntualidad desde hace siglos, tanto que la leyenda dice que el municipio de Pedroche perdió su derecho a llevar a la llamada Señora de la Jara hasta Villanueva por pasarse la fecha señalada.
La Virgen de la Luna data de finales del siglo XIV o principios del siglo XV, según ha explicado a Efe el presidente de la Cofradía, Pedro Cañuelo, que ha especificado que la hermandad nació un par de siglos después.
En la actualidad, son unos 1.400 los miembros de esta cofradía, que antaño vestía con características «soldadescas», como la vecina de Pozoblanco, pero que en la actualidad sólo mantiene insignias militares tras un accidente que hizo que se dejaran de portar armas.
Entre las insignias, las banderas, uno de los símbolos de esta romería, que tienen su particular «revoloteo» con la virgen alrededor del santuario, y ante la compañía de los hermanos.
Antes, se ha producido la misa, pero una misa particularmente festiva, en la que el sermón del párroco y las ofrendas van acompañadas de cánticos romeros a la virgen.
Tanto es así, que el párroco termina la misa cantando directamente a la imagen, mientras los miles de asistentes acompañan el cántico con palmas, como paso previo al tradicional grito de «Viva la Virgen de la Luna».
Después de que la virgen sea portada hasta el santuario, todo el mundo se retira a disfrutar de la rica gastronomía de Los Pedroches, en un paisaje un tanto particular, puesto que esta romería se realiza en la dehesa más grande de Europa.
En cualquier caso, tanto la romería de Pozoblanco, como la de Villanueva tienen sobrados elementos para haber obtenido la declaración de Bien de Interés Regional, y ambas cuentan con un fervoroso número de seguidores, tal y como explica el mayordomo de la cofradía, Joaquín Domínguez.
«Es una romería multitudinaria que convoca a un masivo núcleo de personas en cada convocatoria», apunta Domínguez, mientras que el presidente de la cofradía afirma que es «un día hermoso para Villanueva y todos los jarotes y la comarca de Los Pedroches».
Por Juan Velasco.