Algunas plantas de interior pueden contribuir a renovar el aire de una vivienda si se colocan en lugares adecuados. Su mantenimiento es sencillo y pueden adaptarse a distintos tipos de espacios.

Plantas que toleran interiores y ambientes secos
Ciertas plantas de interior están especialmente adaptadas a vivir en espacios cerrados, ya que toleran bien la falta de luz directa y los cambios de temperatura propios de una vivienda. Una de las más utilizadas es la sansevieria, conocida por su resistencia y por crecer sin necesidad de riegos frecuentes. Su estructura vertical permite ubicarla en rincones pequeños sin ocupar demasiado espacio.
Otra opción habitual es el pothos, que destaca por su crecimiento rápido y su capacidad para mantenerse sano incluso en habitaciones poco luminosas. Es una planta flexible, fácil de colocar en estanterías o colgadores, y requiere riegos moderados. La zamioculca es otra especie recomendada para interiores. Sus hojas gruesas almacenan agua, por lo que es idónea para personas que prefieren un mantenimiento mínimo.
Estas plantas pueden ubicarse tanto en salones como en pasillos o despachos. Aunque no sustituyen a la ventilación, sí ayudan a crear un ambiente más agradable y aportan un aspecto visual más cuidado a las estancias.
Cómo colocarlas para aprovechar mejor sus propiedades
Colocar las plantas en zonas donde circule algo de aire facilita que puedan cumplir su función. En interiores muy cargados, como cerca de la cocina o en el dormitorio, es recomendable situarlas a cierta distancia de fuentes de calor para evitar que se resequen. Las especies mencionadas no requieren luz directa, pero sí un mínimo de claridad natural. Una ventana lateral o una mesa cerca de la luz suele ser suficiente.
Conviene evitar agrupar demasiadas plantas en un espacio pequeño, ya que una humedad excesiva puede favorecer la aparición de moho en superficies cercanas. Tres o cuatro plantas distribuidas de forma equilibrada suelen ser suficientes para una habitación estándar.
Cuidados básicos para mantenerlas en buen estado
El riego moderado es clave. La sansevieria y la zamioculca necesitan poca agua, mientras que el pothos requiere un riego más regular, pero sin encharcar. Revisar la tierra una vez por semana ayuda a evitar excesos. Durante el invierno, es mejor espaciar los riegos, ya que el crecimiento se ralentiza con las temperaturas bajas.
Un mantenimiento ligero, como retirar hojas secas y limpiar el polvo de las más grandes, mantiene las plantas en buen estado y mejora su aspecto. Estas rutinas sencillas permiten disfrutar de especies resistentes que aportan un toque natural y ayudan a mantener un ambiente más equilibrado en la vivienda.