Entrevista con Leopoldo Arnaiz Eguren, presidente de Arnaiz, empresa referente en planificación territorial y desarrollo inmobiliario internacional
El urbanismo está experimentando una profunda transformación. La llegada de la inteligencia artificial (IA) y los gemelos digitales permite analizar las ciudades con una precisión inédita, anticipar sus necesidades y diseñar soluciones más adaptadas a la realidad. Pero esta evolución tecnológica también implica desafíos: falta de coordinación institucional, resistencia a compartir información y la necesidad de un marco legal que acompañe la innovación. En esta entrevista, Leopoldo Arnaiz Eguren, presidente de Arnaiz, explica cómo la IA está revolucionando la forma de planificar espacios más sostenibles, eficientes y habitables.
¿Por qué es necesario replantear la forma en que planificamos las ciudades y territorios?
El territorio transformado por el ser humano está condicionado por múltiples variables. Una acción localizada puede tener repercusiones en zonas lejanas, por lo que resulta esencial un análisis integral que permita un uso racional de los espacios, respetando el entorno natural y considerando la topografía, el clima y las infraestructuras.
Desde Arnaiz, consideramos que una planificación adecuada no solo simplifica la gestión, sino que también mejora la calidad de vida de los ciudadanos y reduce los costes a largo plazo. Sin embargo, la actual división de competencias administrativas dificulta un enfoque global del territorio. Por eso, es necesario replantear el modelo, ya sea mediante una reforma normativa o con el apoyo de herramientas tecnológicas que reduzcan tiempos, conflictos y costes, reforzando la resiliencia frente al cambio climático.
¿Qué papel desempeña la inteligencia artificial en este nuevo modelo urbano?
La IA y los gemelos digitales abren la puerta a una nueva generación de planificación urbana. Estas tecnologías permiten simular el impacto de diferentes actuaciones y evaluar los resultados antes de llevarlos a cabo, ofreciendo así una visión más completa de los desarrollos urbanísticos.
El reto principal está en crear confianza entre quienes generan los datos y las administraciones que los utilizan. Hoy en día, aún es más fácil construir bases de datos a partir de fotografías aéreas que aprovechar la información ya disponible en organismos públicos. Lograr esa colaboración interinstitucional será fundamental para aprovechar plenamente el potencial de la inteligencia artificial.
Los gemelos digitales permiten recrear el comportamiento de una ciudad, no solo en su forma física, sino también en su funcionamiento interno. Gracias a ellos se pueden estimar los costes de mantenimiento, el consumo energético o la demanda de nuevas viviendas, mejorando la eficiencia en la gestión y la toma de decisiones.
¿Qué tipos de IA se aplican hoy en el ámbito urbano y territorial?
En el marco de los proyectos Smart City, impulsados en gran medida por los fondos Next Generation, la IA se utiliza para procesar enormes cantidades de datos y generar modelos predictivos. Sin embargo, el gran salto llegará cuando la automatización se emplee para monitorizar los cambios en el territorio en tiempo real y analizar la viabilidad técnica y económica de los proyectos.
El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, trabaja en un sistema que comprueba de forma automática si los proyectos BIM cumplen la normativa urbanística. Además, la IA se está usando en la gestión del tráfico, donde analiza flujos de movilidad, ajusta semáforos y reduce la congestión, mejorando la seguridad de los peatones y conductores.
¿Qué diferencia hay entre la IA y las herramientas tradicionales del urbanismo?
El urbanismo ha sido históricamente un proceso participativo que se plasma en planos y documentos técnicos. Lo que ha cambiado es la forma de representarlo, con la incorporación de herramientas digitales como CAD o GIS, que facilitan el acceso público a la información.
A pesar de los avances, la digitalización completa de los planes urbanísticos todavía requiere bases legales más sólidas. Un proyecto pionero en esta dirección fue el Programa de Urbanismo en Red, desarrollado por Arnaiz y promovido por Red.es, que permitió homogeneizar la información territorial. La IA será el siguiente paso, al aportar análisis automatizados que faciliten la detección de oportunidades de transformación y optimización de los espacios urbanos.
¿Qué ciudades están aplicando IA con éxito en su planificación urbana?
En Estocolmo, los sistemas de tráfico inteligente regulan los semáforos en función del flujo de vehículos, lo que ha reducido los atascos y mejorado el transporte público. En Barcelona, la IA se aplica al modelo de Smart City, integrando la participación ciudadana mediante aplicaciones que permiten reportar incidencias en el espacio público.
Singapur, considerada una de las ciudades más avanzadas del mundo, ha creado una plataforma de datos que combina información de tráfico, clima e infraestructuras. Gracias a la IA, puede anticipar el crecimiento urbano y gestionar sus recursos de manera más eficiente, evitando la expansión descontrolada.
¿Qué riesgos conlleva delegar decisiones de infraestructura a algoritmos?
Cualquier automatización que afecte a grandes colectivos implica riesgos, pero no adoptar decisiones también los tiene. En el diseño urbano, las decisiones se toman con una perspectiva a largo plazo y a través de procesos participativos. En ese sentido, la IA debe entenderse como una herramienta que asiste y simplifica la tarea técnica, pero que nunca sustituye el juicio humano ni la responsabilidad política.
¿Cómo imagina el futuro del urbanismo impulsado por la inteligencia artificial?
Según Leopoldo Arnaiz, la inteligencia artificial será clave para conectar los sistemas territoriales con los cambios reales que ocurren en el entorno. La colaboración entre gobiernos, empresas y ciudadanía permitirá un urbanismo más inclusivo, basado en datos y orientado a la sostenibilidad. El objetivo será construir espacios y viviendas sostenibles, eficientes y habitables en ciudades diseñadas para las personas y no solo para la infraestructura.