(dpa) – Aunque denominaciones como «Autopilot» ya sugieran una conducción autónoma, en la actualidad no existe en ningún coche de serie un sistema que pueda sustituir al conductor, advierte el automóvil club alemán ADAC, con sede en Múnich.
Hasta ahora, la mayoría de los fabricantes de automóviles no han dejado lugar a dudas de que sus sistemas solo sirven de apoyo al conductor y en ningún caso los hacen superfluos.
Por esta razón, suelen hacer todo lo posible por mantener a los conductores alertas: por ejemplo, con cámaras que registran la disminución de la atención del conductor y sensores que detectan si sus manos están en el volante.
«Sin embargo, conducir nunca ha sido tan fácil como ahora», afirma Hans-Georg Marmit, de la organización alemana de inspección de vehículos KÜS.
Hasta hace unos años, los asistentes de ayuda avanzada solo estaban disponibles en la clase de lujo. En la actualidad, los sistemas que, según los fabricantes, permiten la conducción autónoma del así llamado nivel 2 en infraestructuras bien desarrolladas, se encuentran incluso en coches pequeños como el VW Polo.
Según un portavoz de la alemana Volkswagen, los sistemas que equipa este utilitario pueden regular automáticamente la distancia con el vehículo que circula por delante, mantener la velocidad especificada y corregir la dirección para que el coche permanezca en el carril.
La empresa advierte al mismo tiempo que el conductor siempre es responsable de la conducción y no puede ni debe quitar las manos del volante por más de unos pocos segundos.
Además de la capacidad de reacción de los sensores, existen diferencias entre los asistentes de las distintas marcas y modelos, principalmente en cuanto a su funcionalidad: ¿Qué rangos de velocidad cubre el sistema? ¿Funciona también en caso de parada y arranque, y de qué marcas o límites se sirve para centrar el vehículo en el carril? Así enumeran los expertos del ADAC los aspectos más importantes que evalúan en sus pruebas.
Los sistemas de asistencia están evolucionando de forma espectacular: coches como el Tesla Model S o el Hyundai Ioniq 5, por ejemplo, pueden adelantar de manera autónoma en la autopista en cuanto el conductor ha indicado con el intermitente la intención de hacerlo.
Mercedes-Benz, por su parte, ha anunciado los primeros sistemas de nivel 3 para sus modelos de gama alta: para la Clase S este año y para el EQS eléctrico en 2022.
En autopista, en atascos y a velocidades de hasta 60 km/h, el conductor podrá, según el fabricante, retirar por más tiempo las manos del volante y realizar determinadas actividades secundarias: entre otros, responder a correos electrónicos en el ordenador de a bordo o ver vídeos.
Mientras tanto, las cámaras del sistema vigilarán constantemente la cabeza y los párpados del conductor para verificar que este siga siendo capaz de retomar el control. Así y todo: el asiento del conductor está equipado con una función de masaje.
Pero el conductor debe permanecer al volante. «El conductor debe ser capaz de retomar el control del vehículo manualmente unos segundos después de que el sistema se lo pida», asevera Koert Groeneveld, portavoz de prensa de la marca de la estrella. «Si no reacciona, el coche se detiene con una frenada controlada».
La petición de relevo se produce, por ejemplo, también en caso de mala visibilidad. El sistema, bautizado Drive Pilot, se desconecta también cuando el tráfico vuelve a fluir después de un atasco y no detecta ningún otro coche por delante durante un tiempo prolongado.
Los sistemas electrónicos de asistencia son una valiosa ayuda en áreas de aparcamiento. En estas, los coches circulan sobre todo en zona privada y, por tanto, al margen de las normas de circulación. La velocidad también es menor y las situaciones son más fáciles de controlar, por lo que la electrónica se impone cada vez en este ámbito.
Más allá de los asistentes de aparcamiento estándar, con sensores que exploran el borde de la calle en busca de huecos suficientemente grandes y alertas que contribuyen a que el coche pueda aparcar o salir casi por sí mismo, existen ahora también asistentes de aparcamiento con control remoto.
Muchos modelos de la bávara BMW, o el nuevo Kia Sorento, por ejemplo, salen de las plazas de aparcamiento con solo pulsar un botón, incluso cuando el conductor no está dentro del coche, según los fabricantes. «En espacios reducidos se evitan así las contorsiones para subir o bajar del coche y también posibles daños en los laterales de otros vehículos al abrir la puerta», afirman los ingenieros de BMW.
El nuevo Mercedes Clase S dispondrá además de un servicio aparcacoches automatizado: en los aparcamientos especialmente equipados, el conductor puede dejar la berlina de lujo en la entrada del parking, bajarse y marcharse. Acto seguido, el coche buscará una plaza y aparcará él solo cuando la encuentre.
«Más tarde, simplemente se lo vuelve a «llamar» a través de una aplicación para que venga a recoger al conductor a la salida», explica un portavoz de Mercedes, describiendo el procedimiento desarrollado en colaboración con Bosch.
Sin embargo, los asistentes electrónicos no solo facilitan los retos cotidianos para los que todo conductor novel se entrena en la autoescuela. También demuestran sus habilidades en situaciones inusuales y momentos críticos.
Un ejemplo de ello es el sistema de control de estabilidad, que asume el control sobre el coche y lo mantiene en el carril a pesar de una velocidad excesiva, un firme resbaladizo, una frenada demasiado fuerte o un ángulo de giro incorrecto.
Los asistentes de a bordo son una valiosa ayuda también en los casos en que se tiene que maniobrar con un remolque o conducir un todoterreno fuera del asfalto.
El asistente de remolque Trailer Assist del VW Tiguan, por ejemplo, facilita las maniobras marcha atrás en terreno irregular. Y el sistema All Terrain Progress Control, incorporado entre otros en el nuevo Land Rover Defender, es una especie de control de crucero para campos, bosques y praderas que ayuda incluso a los más novatos a circular por las más accidentadas pistas del desierto.
Por Thomas Geiger (dpa)