Mucho se viene hablando de la copa menstrual como el elemento llamado a provocar un cambio en la manera en la que la mujer trata su periodo. Descubre cuáles son las ventajas de las copas menstruales con respecto a otro tipo de material desechable y su relación con el medio ambiente. Porque ha llegado el momento de hacer pequeños gestos que puede dar a nuestro entorno cierto grado de respiro.
¿Por qué una copa menstrual es más respetuosa con el medio que otras propuestas?
En primer lugar, porque están fabricadas con silicona. Este material, debidamente cuidado, tiene una duración prácticamente ilimitada. De esta forma, estamos evitando el uso de más material desechable del que nos podemos permitir, cosa que pasa con los tampones. No solo hay que tener en cuenta que una copa menstrual es algo con una duración muy larga, sino que el proceso de producción de tampones y compresas requiere de muchísimos recursos. Y cómo vamos a ver más adelante, no solo se trata de una cuestión de recursos de la naturaleza, ya que hay más sectores implicados que hacen que los productos desechables sean altamente nocivos con el entorno.
Para comenzar, se debe tener en cuenta que estos productos están fabricados con materias vegetales y celulosas, que vienen de la naturaleza. Y no todos los fabricantes garantizan un origen sostenible de estas materias primas, es decir, se siguen instalando superficies arboladas para producir papel.
Por otro lado, fabricar una compresa o un tampón requiere de un gasto ingente de agua en el procesado del papel y las tareas de blanqueamiento. Agua que una vez utilizada hay que desechar, pues no tiene un retorno adecuado a los canales de consumo. Esta agua queda cargada con elementos blanqueantes como partículas de cloro, que son altamente contaminantes y tienen un efecto devastador a la hora de ser desechada. Además, hemos de contar que estos productos se sirven en cajas de cartón, que si bien pueden tener un origen reciclado, también consumen recursos a la hora de ser fabricados.
Si seguimos con el tema de la distribución, hacer llegar a los supermercados y tiendas las cajas de tampones y compresas supone un gasto de combustible que tiene una huella ecológica elevada. Llevar los productos del lugar de fabricación a las plataformas de logística y de ahí a los puntos de venta tiene un recorrido nada amigable con el medio ambiente. Miles de pesados camiones diésel son los que ponen en marcha estos productos cada día en nuestras carreteras
Una mujer durante su periodo menstrual utiliza bastantes unidades de tampones o compresas. Éstos desechables suelen acabar en el lugar inadecuado, porque cuando nse hace gala de una falta de conciencia, acaban en el retrete. En estos casos, provocan enormes atascos en las redes de saneamiento y acaban contaminando ríos o mares, con bastante perjuicio para la fauna y flora del lugar.
Por todas estas razones, el uso de la copa menstrual se perfila como un gran aliado para el medio ambiente y la naturaleza. Evidentemente, fabricar una copa menstrual requiere de la inversión de recursos y gasto energético, algo que es imposible de evitar en cualquiera de los casos. Sin embargo, el ahorro se produce ya que la copa menstrual es un proceso de larga durabilidad, destinado a acompañar a la mujer durante muchos años o hasta el final de su periodo fértil.
La copa menstrual requiere de los cuidados específicos, como una minuciosa limpieza o una esterilización cuando no se esté utilizando. Estas labores de higienización, bien realizadas, suponen un ahorro importante respecto al uso de los materiales desechables de un solo uso como son las compresas y tampones. Por todas estas razones, la copa menstrual está llamada a provocar un cambio en la manera en la que la mujer afronta su periodo.
Muy cómodas de utilizar y sencillas de mantener, estas copas han ido ganando posiciones frente a los productos tradicionales. Si además existe una mayor concienciación con respecto a lo que estamos dejando a las generaciones futuras, todo parece indicar que la copa menstrual será el producto destinado a liderar un cambio necesario. Nuestro planeta no puede permitirse dar cabida a tal cantidad de residuos ni a emplear tantísimos recursos en fabricar productos desechables.
Una sola copa menstrual con una duración de una década es capaz de sustituir a 2000 compresas o tampones, por lo que queda en evidencia que el futuro de este producto es bastante halagüeño. Cada vez son más las mujeres que han tomado conciencia de este problema ecológico y están ayudando a difundir los beneficios de la copa menstrual como un elemento más de la higiene femenina. Si hace ya varias décadas la aparición del tampón supuso un punto de inflexión en la manera en la que la mujer se enfrentaba su periodo, lo mismo ocurre ahora con la copa menstrual.