
(dpa) – Mercedes basó el diseño del W 110 principalmente en los grandes autos norteamericanos de la época y creó el primer automóvil con una efectiva y moderna zona de absorción de impactos.
Aunque es un poco más sobrio que el Cadillac, la limusina se permitió al menos dos aletas de cola pequeñas, lo que en Estados Unidos también le valió el apodo de «Fintail Mercedes».
Oficialmente, sin embargo, nadie en Mercedes pronunció entonces la palabra aleta trasera, afirma el portavoz de Mercedes Benz Classic, Ralph Wagenknecht. «En cambio, cuando había que referirse a las llamativas aletas en el extremo de los guardabarros traseros se hablaba de ‘Peilstegen'».
El W 110 es uno de los antecesores de la Clase E y debutó en agosto de 1961. Aunque lo hizo muy bien y se han vendido más de 600.000 unidades, su carrera terminó a inicios de 1968, menos de diez años después de su lanzamiento, y la pequeña aleta trasera debió dejar paso al «Strich Acht» o «Stroke 8», como se denominó al exitoso modelo sucesor.
Mientras el 110 se hizo famoso en Alemania por su uso como taxi, en Estados Unidos siempre fue un coche muy popular para los viajes de larga distancia.
El vigoroso ejemplar que es el centro de esta historia pasó de las manos de la anterior familia propietaria a la colección Mercedes. La familia compró al auto de la pequeña aleta en 1966 y le dio el apodo de «Minnie Finnie». Ahora, el auto está de viaje por las carreteras de los Estados Unidos.
Allí se nota también rápidamente que los taxistas alemanes y el americano medio destacaban las mismas ventajas en este Mercedes: condiciones del espacio que ni siquiera ofrece un largo coche Clase S hoy en día. Un comportamiento de conducción que difícilmente podría ser más relajado, y aún sin ninguna comodidad, como un masaje de asiento o un ejército de ayudantes eléctricos. Incluso sin aire acondicionado se podía disfrutar del viaje en aquel entonces.
«Minnie Finnie» no ha perdido su encanto medio siglo después del final de la producción, especialmente en un largo viaje por el país donde encontró a la mayoría de sus clientes privados. Porque en la vida cotidiana de la autopista alemana puede que se sienta un poco incómodo con un 110 hoy en día, junto a los taxis modelos 190 D y 200 D, o un 230 con un motor de seis cilindros en línea.
Pero en Estados Unidos, donde las calles son más anchas y los conductores son más relajados, este vehículo histórico sigue transitando aún hoy con su gran motor de 2,3 litros de 88 kW/120 CV.
Eso es más que suficiente, incluso para las grandes autopistas e interestatales, si los neumáticos con banda de acero no persiguen estoicamente cualquier curva. Por eso se puede preferir conducir el coche de la aleta trasera, de casi 4,80 metros de largo, de las autopistas a los caminos, tomar una curva ancha alrededor de las metrópolis y sus autopistas de ocho carriles y notar cómo es más suave con cada milla, dejando atrás todo el ajetreo y bullicio y el latido del pulso se vuelve tan silencioso como el del motor de seis cilindros que ronronea sin ser afectado como si los años hubieran pasado volando.
No importa si en la autopista número 1 en la costa, entre Los Angeles y San Francisco, o en las polvorientas calles del desierto de Nevada, el 110 se destaca en todos lados. Y cuando enfrenta su imponente rejilla a la gigantesca pared de granito de El Capitán en el parque nacional de Yosemite, no se sabe bien a cuál de los dos mirar.
El Mercedes atraviesa sin quejarse el famoso «Sonora Pass», el segundo paso de autopista de mayor altura en Sierra Nevada, a 2.933 metros sobre el nivel del mar. Sólo hay que agarrar el pomo de la palanca de cambios con la frecuencia suficiente.
Así ruge el seis cilindros a través del desierto norteamericano, consumiendo apenas una parte del combustible que las pick-ups a su alrededor queman, y atrae todas las miradas. Los mayores se vuelven más sentimentales y se deleitan con sus recuerdos.
Claro, quien quiera comprar el Mercedes con garantía de fábrica y documentación sellada deberá pagar cerca de 50.000 euros (unos 56.000 dólares). Pero en los sitios de venta de autos usados en Internet se puede conseguir este clásico de aleta trasera, en buen estado para circular, por menos de 20.000 euros.
Por Thomas Geiger (dpa)