(dpa) – Croacia tiene más de 1.200 islas. En una de ellas no necesitarás auto, pero sí un buen sistema de navegación. Su nombre es Mljet. Tiene tres kilómetros de ancho, 50 de largo y unos colores increíbles: en pleno Mar Adriático, no le faltan ni playas de arena, ni montañas. Es más, también hay un parque nacional y 17 pueblitos de menos de 1.000 habitantes para conocer.
Se dice que Ulises, una de las figuras más célebres de la mitología griega, estuvo por allí al naufragar una de sus embarcaciones. Cuenta la leyenda que este héroe griego permaneció siete años en la isla, más que nada atraído por Calipso, una ninfa marina que dicen que tuvo varios hijos con Ulises mientras a él su mujer, Penélope, lo esperaba en su Grecia natal. El mito dice que Ulises finalmente regresa con Penélope.
Homero, el autor de «La Ilíada», no hace mención directa de Mljet, sino de otros sitios: Ogigia e Ítaca. Pero los habitantes de Mljet están convencidos de que «Ogigia» no es otra que su isla.
«Ulises cave», dice un letrero en la calle principal en la entzrada del pueblo Babino Polje, que con sus 200 habitantes es uno de los más grandes de la isla. Un sendero pequeño lleva entre hierbas, arbustos y telas de araña hacia la costa.
Después de otro rato aparece otro letrero y poco después se ve una cueva en la que se supone que Ulises y Calipso pasaron un buen momento. Sólo se puede llegar a ese sitio por tierra pasando por una zona muy pedregosa y descendiendo unas escaleras improvisadas. En el agua del mar, detrás de la cueva, se ven varios cuerpos gozando de la frescura. Mucha gente elige estas playas para nadar. Poco antes de la costa hay un barcito mirando hacia el horizonte al ritmo de un reggae. Eso sí, para llegar a la cueva más vale llevar algún tipo de calzado por el agua. Muchos se acercan en bote.
¿Cómo se llega a esta isla? Franco Hazdovac, de 39 años, se dedica justamente a trasladar turistas desde el puerto de Sobra hacia su destino en la isla. ¿Qué opina del mito de Ulises? «Es algo con lo que uno crece si es de aquí», asegura. Y no es la única gran historia del lugar que recuerda. Dice que su abuela le contaba sobre una plaga que sufrió una vez la isla en épocas en que cantidades enormes de serpientes bajaban por las laderas de las montañas. Una de esas serpientes habría mordido al apostol Pablo. «Está en la Biblia», observa.
Hazdovac comenta que, según la historia, Ulises y Pablo partieron desde un lugar similar, sus barcos naufragaron y así fue cómo dieron con la isla, que en el relato de Pablo aparece como Melita y en el de Ulises como Ogigia. Eso sí: los residuos que trae el mar a la costa vienen de Grecia, añade Hazdovac. La corriente podría confirmar esta hipótesis.
La isla es perfecta para dejar atrás el ajetreo y las corridas de la vida laboral. En Babino Polje, el pueblo más grande de la isla, ni siquiera hay un restaurante. Hay un bar, una panadería, un kiosko y una escuela para los más pequeños, nada más. Un hombre que está sentado en su terraza mirando el atardecer ríe. ¿Lo de Ulises? Es puro cuento, dice. Es para atraer turistas.
Sea cuento o no, lo cierto es que Mjlet no necesita grandes historias para ser un destino codiciado por quienes quieren relajar. Es la octava mayor isla croata, abre caminos en serpentina para recorrer sus bosques en coche sin perder de vista el mar y tiene hermosas playas de arena en la zona este. ¿Qué más se puede pedir?
En la zona occidental las 5.400 hectáreas de parque nacional son imperdibles: allí habitan más de 100 especies de aves y 650 especies del mundo de la flora. Tampoco faltan un convento y dos lagos, el lago grande y el pequeño, que son de agua salada porque están unidos al mar. Se pueden alquilar bicicletas para dar una vuelta al lago, una excursión de una hora.
En resumen, en esta isla uno puede fusionarse con la naturaleza. Hay algunos restaurantes y cafés, pero sin exagerar. Lo mismo con la cantidad de turistas. En la zona occidental incluso hay un único hotel, el «Odisej». Un lugar ideal para desconectar.
Por Alexandra Stahl (dpa)