Kabul, 21 oct (dpa) – Afganistán elige un nuevo Parlamento este fin de semana pero lo hace en medio de un caos organizativo y numerosos muertos en ataques y atentados.
¿Cuantas víctimas hubo en estas elecciones legislativas?
En los ataques de extremistas islámicos murieron 28 personas y al menos 102 resultaron heridas. Los talibanes habían anunciado un boicot de la cita electoral y amenazaron con atentados. Al fin y al cabo, las elecciones refuerzan el sistema político que ellos combaten. Y cumplieron con sus amenazas con ataques en al menos diez provincias. Lanzaron cohetes y granadas de mortero a centros de votación, colocaron bombas cerca de estos locales e instalaron puestos de control en las carreteras. No obstante, muchas personas no se dejaron intimidar y acudieron a votar. Según la Comisión Electoral Independiente, tres millones de personas participaron en los comicios que se alargaron hasta hoy. Los afganos escogen a los 250 legisladores de la «Wolesi Yirga» (Casa del Pueblo) de entre más de 2.500 candidatos.
¿Qué significado tiene este fin de semana electoral para Afganistán?
Se trata de las terceras elecciones legislativas desde la caída de los talibanes en 2001 y las primeras que organizan y desarrollan en solitario los afganos. La votación está considerada además una importante prueba de cara a las elecciones presidenciales previstas para abril de 2019. Pero la esperanza de que las elecciones podrían contribuir a la estabilización del país y reforzar la democratización de las instituciones se ha visto fuertemente ensombrecida por los ataques y las numerosas dificultades en la organización de la votación. La confianza en el Gobierno sigue menguando. Si se producen más problemas antes de que el 10 de noviembre se publiquen, como está previsto, los primeros resultados de los comicios o si hay acusaciones de fraude, se alentará la inestabilidad política en el país. Afganistán ya está sumida en una grave crisis debido a la creciente inseguridad, las disputas políticas internas y la mala situación económica.
¿Y cómo responde el pueblo afgano al caos electoral?
Según el experto en Afganistán Thomas Ruttig, del centro de estudios Analysts Network, son muchos los afganos que ya tenían claro antes de los comicios las muchas carencias del sistema electoral. Sobre todo se han confirmado las dudas sobre la organización: en muchos lugares faltaba material electoral, en otros se suministraron listas de votación falsas. Muchas personas estaban decepcionadas, ya que con la amenaza latente de un atentado arriesgaban su vida para poder votar y el Gobierno de nuevo los dejaba en la estacada con una pésima organización. Algunos bromearon señalando que la incompetencia superó al terrorismo, que el caos en la organización de la cita fue mayor que los ataques.
Antes de las elecciones se introdujo un sistema biométrico para identificar al votante. ¿Impide eso las temida manipulación electoral?
No siempre. Según la Comisión Electoral sólo se iban a contar los votos que se hicieran con el sistema biométrico. Sin embargo, los aparatos no llegaron a tiempo a todos los centros de votación. En los lugares a donde llegaron a menudo surgieron problemas técnicos o el personal electoral tenía dificultades para utilizar los aparatos. Por ello la Comisón Electoral optó de inmediato por contar las papeletas de los votantes que no entraron en el sistema biométrico.
¿Y qué pasará ahora?
En primer lugar habrá que recopilar todo el material electoral. Se trata de una labor ingente, ya que muchos centros electorales fueron suministrados desde el aire por la mala situación de la seguridad sobre el terreno y ahora esos materiales tienen que ser transportados por territorios en los que actúan los talibanes. Además, habrá que valorar los aparatos biométricos. Los primeros resultados no se conocerán hasta noviembre.