En esta ocasión no hablaremos de su faceta deportiva porque todo absolutamente todo está escrito y en internet. Es un campeón mundial, un gran deportista y piloto que nos ha emocionado a todos, generación tras generación por su carisma, fidelidad y pasión.
Cuando te sientas a charlar con Kevin, enseguida te das cuenta de su cercanía, de su sencillez y sobre todo de su forma llana de contestar sin tener que rebuscar la respuesta idónea para cada momento, todo se va sucediendo como si de una conversación entre compañeros de motos se tratará.
No se arrepiente de nada de su pasado, tan solo de alguna curva mal tomada, suponemos, que de esas en las que vio de cerca a Dios en tantas ocasiones en las que tuvo que pisar el freno. Para nuestro “pajarito”, la competición le dio un estilo de vida que le encanta, pudiendo conocer lugares y personas que jamás hubiese llegado a conocer de no ser por este mundo.
Opina, que se ha perdido la camaradería de antes, cuando celebraban juntos las carreras todos los pilotos y existía una gran amistad entre ellos que les hacia disfrutar de tiempo juntos, “después de una carrera, el domingo nos volvíamos todos locos, estábamos todos tomando cerveza y pasándolo bien”.
De niño sus ojos se fijaban en su tío quien corría por pura afición en carreras de moto, aunque nunca se planteó el llegar a ser un campeón del mundo; esos ojos que más tarde le llevarían a ver desgracias como las de su rival y sobre todo amigo Raynei, y más recientemente la muerte de algunos pilotos como Bernat Martínez y Dani Rivas. Estuvimos presentes en el homenaje íntimo entre pilotos, y la familia de Dani Rivas, donde pudimos ver a un Kevin Schwantz emocionado y abrazado al padre del piloto desaparecido.
Kevin Schwantz, siempre dice que la cualidad más importante de un piloto es su corazón porque la máquina no siempre es perfecta, y desde luego que ahora entendemos porque ha llegado a ser un referente para todos los que amamos este mundo.
Todo sobre usted, absolutamente todo está escrito y está en Internet, así que fiel a mi forma de entrevistar me gustaría acercarme más al lado humano de Kevin Schwantz.
Usted viene de una familia vinculada al mundo de la moto, ¿Cuándo usted era un niño, cómo veían los ojos de Kevin Schwantz el futuro, ya se veía campeón?
No, nunca lo hice, mi tío estaba haciendo carreras aunque no vivía de ello ni era famoso pero el negocio familiar le apoyaba para acudir a correr y yo siempre estaba allí para verlas. Nunca tenía ningún espónsor, ni nunca le pagaron, lo que ganaba en esa carrera era para él, pero lo hacia por placer y tenía que competir con gente que si tenía patrocinadores o contra gente que estaba en Harley Davidson y siempre pensé de pequeño, si alguna vez pudiera correr en motos y hacer una vida de ello sería mi ilusión.
¡Y así fue, felicidades!
Gracias. Tuve suerte.
De su vida como deportista, ahora, cambiaría usted algo si pudiese volver atrás en el tiempo? ¿Qué le dio y qué le quitó a nivel personal la competición?
Me dio un estilo de vida que me encantó, amigos. Por todo el mundo conozco gente y me ha dado esto, la oportunidad de viajar e ir a sitios que nunca hubiese visitado en mi vida, pero después hay que vivir tragedias como por ejemplo la de Dani Rivas. Kevin apunta con el dedo al padre del piloto fallecido y que estaba presente en la sala donde nos encontrábamos, se hizo un profundo silencio. Kevin, suspiro, nos miramos todos y continuó.
Lo que cambiaría, pues por ejemplo en alguna carrera, alguna cosa que hice mal, alguna curva que tomé mal, eso me gustaría cambiarlo, pero es parte de ser quien soy, es lo que me ha hecho así.
En diferentes entrevistas usted ha dicho que la cualidad más importante de un piloto es su corazón porque la moto no siempre es perfecta.
Absolutamente cierto. La forma más sencilla para contestar esto, es que, la cantidad de veces que he estado con una moto perfecta, las puedo contar con una mano y todavía me sobran dedos.
¿Y cómo es el corazón de Kevin Schwantz?
Tengo un corazón muy grande, ayudaría a otra gente antes de ayudarme a mi mismo.
Hace poco, hice una entrevista sobre la “generación del empujón asturiana”, y uno de los pilotos que entrevisté coincidió con usted, e incluso tengo esta foto de uno de ellos, Juan. Estos pilotos nos cuentan las peripecias que hacían para poder competir y la emoción que existía al respecto, ¿Hay menos pasión ahora? ¿Ves menos emoción en el GP?
Kevin se ríe cuando traducimos al inglés “generación del empujón”, solo tuve que hacerlo un año, en el 86, jajaja. Después mira la foto y le indico quien es Juan. “ummmmmm”, duda y dice ¡Juan!, ¡Juan! ¿Cómo es el apellido? Pregunta Kevin, Banciella le respondo y ¿Ahora dónde está?, pues trabaja de mecánico para una conocida marca. Al día siguiente ambos se volvieron a encontrar en persona con esta foto de los dos ya firmada en esta entrevista.
Con respecto a lo anterior, puedo decir, que la camaradería se ha marchado. La pasión sigue estando ahí, porque normalmente todos los que están en el campo sienten esa pasión, si no la tienes tu corazón no está en el lugar que tiene que estar y si tu corazón no está en ello, no funciona, pero no es la misma pasión que antes, ya no hay la camaradería que teníamos. Después de una carrera en domingo nos volvíamos todos locos, estábamos todos bebiendo unas cervezas y pasándolo bien ¡ehhhh!, todos amigos y disfrutando de un tiempo todos juntos.
Vamos a hablar ahora, de una cosa, un poco triste, de su amigo Raynei; en el año 93 tuvo el fatal accidente que le obligo a retirarse y suponemos que a Kevin a replantearse su carrera ¿Cómo fue la tormenta de sentimientos en aquel momento?
Cuando estás corriendo intentas bloquear todo tipo de dolor, tanto físico como psíquico y tienes que ser muy bueno en aislarte de todos esos sentimientos. El problema es cuando no estás compitiendo y estás descansando, es donde tienes que aparcar las pocas ganas de levantarte porque tu compañero ya no está allí. Sentía una enorme pereza cuando tenía que ir a entrenar porque Raynei era mi motivación todos los fines de semana. Al principio cuando empezamos en las carreras ambos nos odiábamos, pero yo ¡hice las cosas peor!, sonríe Kevin, porque llegué a tener una relación con su hermana ¡purrrrrr jajajajaj! Y eso a Raynei le volvía loco, no lo soportaba y le hacía enloquecer más aún.
Cuando volví a las carreras en el año 94, la mitad de mi corazón había desaparecido, ¡si!, y me costaba trabajo, ¡ganar ya no era lo mismo!
Vamos a pasar a algo un poco más alegre, tengo dos labradoras, Luka y Sira que es negra como su perro Tank, Kevin saca su teléfono y me enseña fotos de su perro Tank, en ese momento hice lo mismo, y le enseñe a mis labradoras, ¡¡¡ OHHHH!!!. “¿Cuánto años?”, me pregunta con su acento tejano en español. ¿Y Tank, cuántos tiene? Cinco en noviembre; nos dejamos llevar por la conversación y sin darnos cuenta estuvimos hablando de nuestras mascotas durante un buen rato.
Hemos visto que Kevin se va de pesca con Tank
Bueno, Tank va conmigo a todos los sitios a no ser que tenga que volar; si voy a hacer montañismo, moto cross etc. siempre me acompaña a todas las partes. Tengo dos coches, un todo terreno y otro de pasajeros normal y Tank siempre va en el asiento delantero y por la noche duerme siempre a mi lado derecho.
Para finalizar Kevin, como mujer y cómo motera siempre tengo que poner mi granito de arena en esto, ¿Cuáles son los obstáculos que impiden que las mujeres lleguen más allá en la competición?
Me encantaría saberlo y tener esta contestación porque normalmente las mujeres saben interpretar mejor, ver mejor y entienden todas las explicaciones que se les dan mucho mejor y hemos visto que el tamaño, la altura de los pilotos, ha disminuido, por ejemplo Dani Pedrosa que es más bajo, así que no es por la cuestión física porque cualquier persona puede llevar una moto. Lo único que se me ocurre es que quizás, las mujeres al ser más inteligentes veis el peligro y decís no, no, no, dice entre sonrisas.
Kevin, ¿Cómo se baja un campeón mundial al mundo de los “terrenales”?
Cuando dejé de correr, asistí a todos los grandes premios. Estuve hasta el final de la temporada con Suzuki y cuando concluí esta etapa me ofrecieron un puesto de trabajo y dije que no. Durante los cinco años siguientes, no me subí a ninguna otra moto y me dediqué a otras cosas como coches, carreras, etc., pero no quise saber nada de motos y esto, me dio una enorme confianza, para darme cuenta de que podía hacer otras cosas, aumento mi autoestima y me di cuenta de que podía vivir fuera de este mundo, me sirvió para desintoxicarme; además, tenía miedo de que si seguía dentro del equipo Suzuki, volvería a estar involucrado en este mundo, hablando con todos los pilotos, preguntándome cosas y al final para enseñarles, cogería el casco y me subiría encima de la moto y eso no quería hacerlo. Sin embargo en el 2013-2014 hice el Suzuki 8 horas, mi cuerpo se ha recuperado un poco y estoy mucho mejor y entonces he vuelto a correr en plan más tranquilo, no soy el más rápido del circuito pero estoy entre los 10, 15 primeros y con 50 años ¡ES FANTÁSTICO!
Kevin, como le dije al principio, todo sobre usted esta escrito referente al mundo deportivo y muy poco de su lado humano. Le agradezco profundamente que nos muestre un poco más de su corazón, ese corazón que hace de usted un gran piloto.
Elsi Raider